Saludos a todos desde las tierras cántabras. Hoy inicio una nueva sección, en claro homenaje a mi gran ídolo Perico Delgado. En esta sección intentaré durante esta primavera-verano, visitar los grandes puertos cántabros y que aprendáis algo de la zona.
Hoy empezaremos con uno de los míticos de paso de las etapas de la vuelta a España: el puerto de Alisas. Situado entre las localidades de Arredondo y Riotuerto. Este puerto supone el punto de unión de la Cantabria montañosa y la costa y separa los dos grandes valles del río Miera y Asón. Por la vertiente que ascendí, la de Riotuerto son casi 13 km de ascensión con una pendiente media del 6,5 % y 624 metros de desnivel. Aunque no es de los más duros de la región, su dificultad radica en la total ausencia de descansos desde el km 2 hasta el final. El lugar de inicio es La Cavada, una villa con una historia muy especial que he podido descubrir.
Resulta que esta localidad y la vecina Liérganes, fue el lugar en el que se levantó la real fábrica de artillería española, la más importante del mundo durante unos 200 años durante los siglos XVII y XIX. Levantado primero por iniciativa privada, acudieron los ingenieros más importantes del mundo venidos de Flandes, levantando 4 grandes hornos en el paraje de La Cavada (más tarde se levantaría el pueblo alrededor). El lugar ofrecía unas condiciones únicas no solo en España sino en toda Europa (proximidad de un río con caudal estable: el Miera, gran cantidad de bosques en los alrededores y canteras de hierro y muy cerca de los astilleros y el puerto de Santander). Más tarde el rey Carlos III nacionalizó la fábrica y su producción se disparó y se creó un enorme complejo (el pueblo construyó el arco que se ve arriba como homenaje por impulsar la villa). Se crearon unos mil cañones al año, municiones y piezas de artillería principalmente para la armada española, que eran los mejores y más ligeros del mundo y llevaron a posicionar a España como potencia naval, hasta la batalla de Trafalgar dónde la producción se estancó y se abandonó la fábrica.
Y ahora centrándome en la subida, tras dejar La Cavada hay 2 km de falso llano ideal para calentar y tras dejar Riotuerto, empieza la subida real, dónde las rampas al 6,5 % ya no descansará hasta el final. Se va dejando el río Miera abajo conforme se asciende muy lineal durante la primera mitad de puerto, mientras se van asomando verdes prados y bosques mixtos de haya, avellano y roble con caseríos dispersos. Tras una primera curva se ve a lo lejos el final y agudizando la vista el mirador, pero aun queda más de la mitad. Van surgiendo más curvas de herradura y se van asomando los grandes picos de la montaña oriental cántabra. Al llegar a Las Calzadillas es cuando el puerto exprime todo su potencial de belleza, ya que se empiezan a encadenar muchas curvas de herradura muy cerradas y a cada vuelta el paisaje cambia radicalmente, de la vista del valle y la bahía de Santander a la de los collados del Asón y ahora ya con un paisaje más rocoso. Se atraviesa un monumento homenaje al ciclismo, que indica la importancia de este puerto. Al final se llega al mirador (hoy cubierto de nieve) y se pueden ver unas vistas sobrecogedoras (al sur todo el valle que hemos dejado atrás, Peña Cabarga y toda la franja costera desde Santander hasta Santoña y al norte y este las enormes montañas pasiegas, los impresionantes collados del Asón y al fondo tímidamente incluso la sierra de Alto Campoo y los picos de Europa). Siguiendo la carretera se descendería a Arredondo y se podría enlazar con otro mítico: el collado de la Sía, que conecta Cantabria y la Meseta, pero eso para otro día, yo opto por bajar por camino de nuevo y dar una vuelta por el valle de Miera.
Os dejo alguna foto tras coronar el puerto y espero que os guste esta nueva sección y aprendáis un poco más estas tierras cántabras
Esquema de altimetría del puerto
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