lunes, 19 de marzo de 2012

Travesia GR 99 Bajo Ebro: Etapa 2 (Sastago - Caspe)

CRÓNICA

Segundo día de ruta por las tierras del Bajo Ebro. Amanezco en Sástago, después de haber dormido como un bebe, me siento como un toro de fuerzas. Me preparo y bajo para desayunar: un buen café con leche, tostadas y zumo. Chequeo un poco la bici, parece que todo esta en orden, asi que cargo el equipaje y me cargo de agua y me pongo rumbo a Escatrón. La gente en la posada me ha informado de que el camino natural por Escatrón, no esta ahora mismo en muy buen estado e incluso hay zonas con desprendimientos, me recomiendan seguir otra ruta. Guiándome por el GPS, encuentro un camino balizado como "senda de la ribera baja". Este camino será un poco más duro ya que remonta y baja el escarpe, pero es bastante más corto. Eso sí tengo unas vistas de ambos pueblos soberbias y además me obliga a pasar por el puente de Sástago que siempre tiene su atractivo.
Cuando tengo a la vista la térmica de Escatrón me doy cuenta de que la rueda delantera pierde. Puede que haya perdido por la noche y no me haya dado cuenta, buena la inflo y sigo. El camino de bajada a Escatrón es muy divertido y desemboca en la carretera junto al puente sobre el Ebro. A la derecha tengo la entrada al pueblo y de frente el monasterio de Rueda. Ya que visité el monasterio hace un par de meses desecho la idea de volver a hacerlo (en el vídeo se nota que las fotos son de ese día por la niebla). Ya en las riberas de Escatrón junto al precioso azud de Rueda vuelvo a ver la que la rueda delantera se deshincha, así que no hay mas remedio hay que cambiar. Tras esto salgo del pueblo, ahora por las riberas del río Martín, por un camino en bastante mal estado pero muy bonito. Llego al puente iberorromano sobre su antiguo cauce, este puente forma parte de una de las vías romanas más famosas de la península (la vía Augusta). Ahora tras cruzar el auténtico río Martín, subo (empujando la bici) al mirador y asentamiento del Pueyo y vuelvo a descender al encuentro del Ebro, que me recibe con un nuevo tramo de sendas: las sendas de Gotor, muy parecidas a las de Velilla, es decir no muy técnicas pero si resbaladizas.
En este punto empieza la auténtica tortura. Esta senda no se acaba nunca, cuando parece que lo hace se adentra cada vez más en auténticas barranqueras ya que a partir de aquí ya se empieza a formar el mar de Aragón o embalse de Mequinenza. El camino es precioso pero no me deja tiempo para admirarlo ya que entre paradas para pasar barrancos o para volver a colocar las alforjas que cada poco salen despedidas no me da tiempo para nada más. Por si eso fuera poco esta todo plagado de zarzas, ramas, piedras y lo que es peor basura, así que no es de extrañar que vuelva a pinchar esta vez la trasera. Sin embargo es una locura hacerlo aquí, tengo que encontrar un lugar más despejado. Después de unos 20 calamitosos km, llego al final de estas sendas. Estoy reventado (más psicologicamente que físicamente) el sol aprieta y me voy quedando sin agua, pero tengo que cambiar la cámara trasera y parece que además la delantera vuelve a perder. Aún me quedan unos 10 km para llegar a Chiprana y tengo una zona de descanso (el mirador de El Sol) pero sorpresa...están construyendo una nave de captación de agua y se han cargado el acceso al mirador. Los inútiles que trabajan allí no solo no saben que por aquí pasa el camino sino que me dicen que me busque la vida para seguir (alucinante). Tocara navegar con el GPS, fuera de pista campo a través siguiendo lo más cerca posible el camino (algo difícil es una zona de barrancos). Al final vuelvo a tomar el camino a la altura de la balseta de Chipranescos y a partir de aquí me restan 6 km a Chiprana.Aunque me muero de hambre, tengo tiempo de desviarme un poco para visitar las Saladas de Chiprana, el complejo de lagunas saladas más profundo de Europa.
Finalmente con un sol de justicia, justísimo de agua, con una bicicleta bastante maltrecha y bastante tocado psicologicamente (el camino de Escatrón a Chiprano de 30 km me ha costado más de 3 horas completarlo), llego a Chiprana y me meto un buen plato de pinchitos, patatas y huevos fritos. Descanso un poco y ya decido llegar a Caspe por carretera, ya que son apenas 6 km casi paralelos al camino y así no sufre más por hoy la bici, aunque se que me perderé de ver el monumento al camino de Santiago o las construcciones de la acequia de Civán. Callejeo por Caspe para encontrar el hotel Mar de Aragón, dónde tengo la base de hoy, son las 16:30, con todos los infortunios de hoy me he retrasado cantidad, ya que eran apenas 60 km y tenía pensado llegar con holgura a comer.
Tras la ducha y el paseo por los alrededores de Caspe, medito la situación: mañana 70 km de Caspe a Mequinenza, sin poblaciones de por medio, sin fuentes y con una bicicleta maltrecha con 8 kilos al culo por una serie de caminos bastante peligrosos. Lo decido: ABANDONO, aunque con mucha pena y pesar. Así que al día siguiente cojo el tren de vuelta a Zaragoza.
Y bien aquí se acaba mi aventura. Una aventura incompleta pero muy interesante. Solo decir una cosa, esto no se acaba aquí volveré y completaré la ruta sin peso, es cuestión de orgullo!!!.

Y sin más dejo el vídeo con las fotos

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